Hoy en día, el compromiso del salvadoreño debe ser la práctica de valores y principios que le inculcaron en su familia, y que le formaron en la escuela, es decir, lo que se debe de reflejar. Un buen comportamiento es ser solidario, apoyar a las personas que garantizan los derechos humanos, que conducen con tolerancia, que no tienen antivalores como la envidia, la codicia y el egoísmo, sino que son un sujeto histórico social que practica la solidaridad, que es cordial y que ama al prójimo.
El rol de la ciudadanía es clave para garantizar los derechos de nuestra niñez, y que desde la cotidianidad se construye igualdad y equidad, y no pensemos que el Estado o el Gobierno nos resolverá todo. Tenemos que tomar nuestro rol social como personas, debemos vigilar la garantía de los derechos de la niñez para garantizar su desarrollo integral y pleno.
¿Cómo podemos comenzar a ser tolerantes y mejores personas? Si vamos en el transporte colectivo, cedamos el asiento a las mujeres embarazadas o que cargan sus hijos en brazos; si vemos a una persona con capacidades especiales, ayudémosle, y si estamos cerca de una persona de la tercera edad, apoyémosla.
En la totalidad de nuestro entorno estamos rodeados de niños; por eso debemos de cuidarlos y protegerlos, por ser parte de las personas más vulnerables de una sociedad.
Es importante darle una mirada a la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM 2022) con respecto al trabajo infantil, lo cual brinda hallazgos de las situaciones de la niñez, adolescencia y juventud. Según la legislación, la edad establecida para trabajar es de 14 años en adelante, tomando como base que hay que destacar que el trabajo infantil no debe interrumpir el desarrollo integral ni la educación; además, cualquier trabajo infantil que ponga en riesgo la salud mental y el desarrollo físico, social y moral está prohibido y hay que erradicarlo.
El informe de la EHPM muestra que para 2022 el número de NNA con edades entre cinco y 17 años en situación de trabajo infantil era de 66,353, equivalente a una tasa de incidencia de 5.1 %. Este dato es alarmante, pero es una realidad, y aquí es donde debemos entrar en juego nosotros como ciudadanos, en poder disminuir esas cifras, para que nuestra niñez no realice actividades que son plenamente de adultos.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), adoptar nuevos instrumentos para la prohibición y la eliminación de las peores formas de trabajo infantil […] es, en esencia, dejar que nuestra primera infancia, niñez y adolescencia se desarrollen plenamente, que jueguen y se diviertan, y con garantías de sus derechos.