El presidente Nayib Bukele hizo historia al romper el bipartidismo impuesto por los grandes negociadores de la guerra. Cuando ganó la presidencia en 2019 hizo avanzar al país y pasó la página de la posguerra, abriendo un universo de oportunidades para el pueblo salvadoreño.
El combate valiente y decisivo a las pandillas, a las que les declaró la guerra desde que tomó el poder, provocó una serie de reacciones entre ARENA-FMLN y sus aliados para evitar que los delincuentes fueran combatidos de frente. Convertidos en socios de las maras, los viejos políticos boicotearon desde el Órgano Legislativo las medidas para enfrentar a la delincuencia: impidieron la aprobación de leyes y bloquearon la aprobación de créditos para financiar el Plan Control Territorial.
Fue tan evidente la defensa que ambos partidos y sus satélites hicieron del crimen organizado que los ciudadanos salieron a votar masivamente a favor del presidente Bukele y de su partido, Nuevas Ideas, para entregarle la mayoría calificada en la Asamblea Legislativa y, con ello, el respaldo popular para hacer avanzar el plan de Gobierno.
Gracias a ese voto ciudadano —emitido libre y soberano—, llegaron las herramientas legales para apoyar a la Policía Nacional Civil y a la Fuerza Armada en la guerra contra las pandillas. A estas instituciones se unieron el Órgano Judicial y la Fiscalía General de la República, que se liberaron del control partidario y activista al que estuvieron sometidos durante décadas.
Solo una Asamblea Legislativa comprometida con el pueblo salvadoreño podía renovar a la Sala de lo Constitucional (copada por cuotas políticas), los tribunales y el ministerio público. Sin esta decidida intervención habrían sido en vano el resto de las medidas tomadas para combatir a las maras.
Con la seguridad ha venido el renacimiento de El Salvador y la posibilidad de continuar las profundas transformaciones del Estado, empezando por la guerra contra la corrupción, otro de los flagelos que atormentó al país.
Cada vez más, El Salvador es reconocido por ser un ejemplo de seguridad en el mundo. Gracias a ello, más eventos internacionales tienen lugar en el territorio nacional y el apoyo al presidente Bukele crece día a día.
La semana pasada, la última encuesta de la CID Gallup estableció que el presidente Bukele recibiría el 93 % de los votos válidos en las próximas elecciones. Por eso se entiende que, al ser incapaces de competir por carecer de ideas, propuestas y solvencia moral, la estrategia de los candidatos de oposición es intentar impedir la candidatura. Pero ya el pueblo lo tiene claro: quiere seguir prosperando, en paz y tranquilidad, con Bukele en un segundo mandato.
