Mohammadi protesta contra el uso obligatorio del velo para las mujeres y la pena de muerte en Irán y por ello permanece encarcelada.
OSLO.- La encarcelada activista iraní Narges Mohammadi reclamó este domingo, por medio de sus hijos, al recibir el Nobel de la Paz en el ayuntamiento de Oslo, apoyo internacional para acabar con un régimen iraní “en su nivel más bajo de legitimidad y respaldo popular”.
“La juventud de Irán ha transformado hoy las calles y los espacios públicos en un escenario de resistencia civil generalizada. La resistencia está viva y la lucha perdura”, señaló Mohammadi en un discurso escrito desde la cárcel de Evin (Teherán) y el cual fue leído, por deseo de la premiada, por Kiana y Ali Rahmani, sus dos hijos gemelos de 17 años.
La galardonada, “una de las millones de orgullosas y resistentes iraníes alzadas contra la opresión, discriminación y tiranía”, resaltó que el movimiento “Mujer, Vida, Libertad”, nacido el año pasado tras la muerte de Mahsa Amini, arrestada supuestamente por violar el código de vestimenta, es una continuación de luchas históricas.
El régimen iraní ha bloqueado sin embargo cualquier cambio, reduciendo la participación política a “cero”, respondiendo con “arrestos, encarcelamientos y balas” a las demandas de democracia, sostuvo Mohammadi, quien acusó a Teherán de discriminación religiosa, de género y étnica, así como de promover la injusticia y la corrupción.
La activista aseguró que el movimiento sigue “vivo y dinámico” pese a todo y, aunque agradeció el apoyo de organizaciones y medios globales, criticó a Occidente por falta de “atención seria, coherencia práctica y enfoque proactivo”.
Defensora de la resistencia y la no violencia, Mohammadi -representada por un retrato suyo colocado tras la silla que debía ocupar- se mostró confiada en el impacto “innegable” del Nobel para el movimiento opositor en Irán, lo que le da “esperanza” e “inspiración”.