La guerra sucia en contra del presidente Nayib Bukele y su Gobierno no comenzó el 3 de octubre pasado. La ofensiva plagada de mentiras, calumnias e injurias tuvo su punto de partida cuando anunció su candidatura presidencial para las elecciones de 2019, luego de que –gracias a Dios— el FMLN lo expulsó de sus filas.
Desde entonces, los partidos políticos que controlaron el sistema durante seis administraciones formaron un frente común junto con sus ONG activistas, medios escritos que se enriquecieron con el pastel de la publicidad gubernamental y las «mentas», sitios web que se denominan «incómodos», mercaderes de la fe que ocupan púlpitos y periódicos para mezclar religión y política, loqueros-muerteros, magistrados corruptos que aún caminan con caretas de «independencia, ética y moralidad», bufetes de abongasters, empresarios evasores, oportunistas rastreros, entre otros.
A pesar de todo lo que hicieron para detener a Nayib, hasta desarmar partidos políticos con el fin de evitar su inscripción, en 2019 no pudieron contra la decisión soberana del pueblo. Y en 2021, los salvadoreños terminaron de asestar un mortal mazazo electoral a ARENA-ANEP y al FMLN y todo su séquito de ONG que hoy se venden como defensoras de derechos humanos.
Son esas que, ahora, como tontos útiles, alistan una campaña publicitaria en tv., radio, redes sociales y papel, de lo más sucia en contra de él. Repito lo que escribí en mi columna pasada, son organizaciones espurias. Sé que ya han comenzado a seducir a medios de comunicación de gran difusión para verter su podredumbre de desinformación y tergiversación de la realidad y así perpetuar, acrecentar y extender sus aberraciones.
Su blanco es el Plan Control Territorial y el régimen de excepción. Los salvadoreños no deben sorprenderse de que los miembros del bloque intentarán hacer creer que la seguridad es una farsa. Esa será su venta construida en la fábrica de la neurociencia de la inmundicia, en la que participan los «poseedores de la verdad y de información». Ja. Soquetes. Los invito a que salgan a las comunidades a preguntar la realidad.
La sociedad está a punto de ser sumergida en esa cloaca proselitista de este bloque opositor que considera que es su última oportunidad para intentar asaltar el poder. Usará a sus ONG de «sociedad civil» y carniceros del periodismo a quienes ya no les importa mostrar su verdadero rostro patético y pordiosero. Lanzarán sus aguas negras con el financiamiento de empresarios inescrupulosos, políticos corruptos y ONG internacionales de la misma calaña. Sin duda, un tipo de ofensiva, una opereta proselitista.
Y es que la campaña sucia permanente del bloque desafía lo ético y lo legal, pues ha sido concebida en las sombras de la conspiración, por expertos de maldad y perversidad. Las ansiedades de sus miembros de todos los sectores los lleva a pasar por alto que el pueblo está bien despierto y que entiende que a falta de propuestas de sus candidatos prefieren hacer operetas de disparates con el afán de hacer olvidar lo esencial.
Si hay alguna propuesta, no es más que el guión sacado de manuales obsoletos, pues representan institutos políticos que son enemigos de la verdadera democracia, de la seguridad y la paz y que, en su momento, fueron simples vehículos de poder al servicio de élites, inspirados en pragmatismo abusivo y ofensivo al que todavía llaman realismo constitucionalista.
No terminan de aceptar que es el pueblo el que decidió enviar al museo de fósiles a sus patrones y sus partidos políticos. No quieren aceptar que la credibilidad es antónima a sus ONG y plumíferos incómodos, por más foros internacionales o comisiones interamericanas a los que asistan y expongan sus sandeces.
La verdadera sociedad civil es el pueblo salvadoreño. Ese que decidió su futuro desde febrero de 2019 y que, cada vez que le preguntan las casas encuestadoras, reafirma la continuidad de Nayib. Si quieren no le crean a CID Gallup, pero ¿qué dicen la UFG y la UCA?
Más del 92 % de la población dará su voto a Nayib y eso tiene a los miembros del bloque con esquizofrenia a nivel de hebefrénica. Y es esa verdadera sociedad civil que sabe muy bien que la guerra sucia, la ofensiva de campaña de cloaca por parte del bloque opositor, persigue un solo fin. Y no es el de buscar el beneficio del pueblo o llenarlo de propuestas, sino, volver al poder para saciarse de nuevo del dinero del Estado, tal como lo hicieron desde la firma de los acuerdos corruptos entre areneros y rojos.
EL TELÓN ELECTORAL ESTÁ ABIERTO
PD. a las ONG. Sé lo que hicieron el verano pasado y lo que están a punto de hacer. Pero el ganador siempre será el pueblo salvadoreño.
