Por Mauricio Rodriguez – sociólogo y docente
EL SALVADOR.- Creo y sin temor a equivocarme que una de las funciones específicas de la sociología y de quienes nos preparamos en esta importante área de las ciencias sociales, es que esta se encarga del estudio de las sociedades humanas y de los fenómenos , económicos, políticos, sociales y culturales, así como los grupos que la forman e integran, sus convergencias, divergencias y sus contradicciones derivadas en si de una de las teorías que fundamentan la sociología como es la teoría del conflicto, la cual aborda las acciones que realiza cada persona o grupo, también de las organizaciones como puede ser un partido político o la sociedad en sentido amplio, es decir, algo que a su vez genera cambio social, político e impulsa las llamadas revoluciones, esta es la fundamentación teórica de lo que busco exponer mediante una aproximación de lo que ha ocurrido en El Salvador, lo relacionado con la actual coyuntura electoral la que deja producto de un proceso eleccionario como ganador absoluto y sin lugar a dudas al Presidente Bukele por medio de un proceso de reelección cuestionado por pocos y avalado por la mayoría, pues en la historia de las elecciones presidenciales nunca se ganó con un margen tan amplio como lo reflejado por el triunfo electoral en mención, es decir, 85 % de aprobación aun después de haber ejecutado una gestión de ya casi cinco años, rompiendo el paradigma que el poder en el tiempo genera un desgaste natural, eso sí, dejando estupefactos a propios y extraños; por otra parte se ve lo relacionado con el proceso electoral de los candidatos a diputados a la Asamblea Legislativa donde el Partido Nuevas Ideas obtiene 54 de los 60 diputados es decir el 90% del Congreso pertenece a este instituto político, lo que le ubica en una posición privilegiada pues la aritmética legislativa le favorece para la toma de decisiones y por ende la gobernabilidad que El Salvador va a requerir en esta nueva etapa en la cual se orienta hacia la recuperación económica de todos los sectores.
Debo dejar constancia que en este proceso de elección presidencial y de diputados a la Asamblea Legislativa ha jugado un rol de vital importancia la diáspora, esos miles de hombres y mujeres que las políticas sociales y económicas impulsadas por los partidos Arena y el casi extinto fmln permitieron la expulsión de nuestros hermanos hacia el exterior y que fueron reconocidos únicamente como “remeseros”, o sea, por sus aportes económicos hacia el país, hacia sus familias, desconociendo que de igual manera como salvadoreños tienen derechos políticos y estos fueron reconocidos por la nueva asamblea legislativa mediante la aprobación del decreto 541 del 18 de octubre de 2022, el cual contiene la Ley Especial para el ejercicio del sufragio en el Exterior publicado en el Diario Oficial No. 210 Tomo 437 del 8 de noviembre de 2022 el que se constituye en un acto político de Justicia democrática, ahora ya consumado pues nuestros hermanos salvadoreños residentes en el exterior pudieron votar y se convierten ahora en un pilar fundamental del triunfo electoral y de los cambios y transformaciones de nuestro querido El Salvador.
La elección posterior de alcaldes y de diputados al Parlamento Centroamericano de igual manera y pese a que el porcentaje fue menor a la elección de presidente y diputados a la Asamblea Legislativa dejo interesantes lecturas pues el Partido Nuevas Ideas obtuvo 28 alcaldías de un universo de 44 lo que representa el 63% , GANA o tuvo 6 alcaldías pero no obtuvo diputados, PCN gano 4 una en coalición con PDC, a su vez este último obtuvo 4 alcaldías y finalmente Arena una alcaldía al igual que Fuerza Solidaria. Lo interesante de este escenario político es que las proyecciones sepultan o pulverizan al fmln al no contar con representación alguna en organismos tomadores de decisiones, es decir, ni ejecutivo, ni diputados mucho menos alcaldías, en conclusión, aniquilados políticamente hablando.
Lo interesante de este fenómeno electoral es que la fiesta y la algarabía ya paso, ahora a prepararnos para lo que viene y que cada uno retome el rol que le corresponde de acuerdo con el mandato que la población le ha otorgado.
